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Slug

"¿Soy una mala persona?" 

Becky levantó una ceja. "Amiga, esto es sólo una cabina para que te desahogues." 

La chica suspiró. Al parecer no venía de humor. "Sé que no soy la mejor persona del mundo pero tampoco es como si fuera la peor." 

Becky podía escuchar lo desanimado en su voz y decidió ser más suave con ella. 

"¿Qué te hace pensar que eres mala persona?" 

"Creo que ella me tiene miedo." 

"¿Y cómo por qué te tendría miedo? 

"Pues no he sido precisamente un ángel," la chica gruñó."Cada que me mira parece que me quiere arrancar los ojos o como si yo le quisiera cortar la garganta a ella."

Que intenso. Vaya. ¿Qué tan mala era su relación? Hacía más impresionante ver cómo había llegado tan lejos con todo ese desastre entonces. "¿Por qué sientes eso?" 

"Porque ella -¡Nosotras-!" Guardó silencio, tratando de buscar las palabras correctas. "¡Porque siempre fue así! Nunca he sido buena persona con ella ¡Lo sé! Y desearía poder revertir todo lo malo." Becky frunció el ceño.

Se podía identificar. Sabía cómo sé sentía no ser tratada de la manera más adecuada y lo difícil que era encontrar el lado bueno en alguien que de cierta forma te había dañado. Igual en el fondo conservaba la esperanza de encontrar algo bueno.

"¿Sabes cuál es la peor parte?" Continuó la chica. Su tono de voz de nuevo era diferente. Sonaba pensativa y derrotada. No estaba a la defensiva como antes. 

"¿Qué?" 

"No puedes repetir esto. Nunca. Jamás." 

Becky sonrió. "Por honor de Scout." 

"Es ella quien me asusta a mi." 

Se sorprendió con eso. Inclinó su cabeza hacia el otro lado de la cabina con toda su curiosidad y atención a lo que la chica fuera a decir. "¿Por qué?" 

"Ella es... Puede que sea demasiado buena para mi." Suspiró pesadamente. "Siempre he sabido todo sobre ella. Siempre la he observado. Siempre ha sido tan noble, tan inteligente y tan hermosa. Aunque ella no lo crea. Pero incluso si lo creyera, es demasiado modesta para admitirlo en voz alta." 

"Suena perfecta." 

"No lo es. Es lo que me gusta. Puede ser mala también. Nunca se queda callada cuando crees que lo hará. No le asusta ser ella misma incluso si todo el mundo... Incluso si yo trato de hacerla sentir mal por ello." 

"¿Por qué no le dices a ella todas esas cosas?" 

Resopló. "Como si fuera a creerme." 

"Puede que lo haga." Se encogió de hombros como si la pudiera ver. "La gente cambia. Tal vez comprenda y cambie su imagen de ti."

"¿Tú lo harías?" 

Becky se congeló. 

Trato de ponerse en sus zapatos. En los zapatos de ambas partes y de la única manera que pudo fue pensando en Freen. 

Aún no podía entenderla. Que era lo que en verdad quería. Nunca se asustó realmente de la pelinegra, pero ahora si que le aterraba. 

No sabía cómo tratar con ella si no le estaba arrojando bolas de papel y miradas enojadas o burlándose de ella desde el fondo de la clase. Era a lo que estaba acostumbrada y ahora por algún extraño motivo le contaba cosas personales que la castaña jamás hubiera imaginado. 

Y era entonces cuando descubría que había alguien decente y cálida para hablar debajo de todo ese veneno que escupía. Era inteligente y su mirada reflejaba nobleza cuando creía que nadie le prestaba atención. 

¿Qué haría ella si Freen le decía que lo lamentaba? ¿Qué haría si descubriera que todo ese tiempo esas peleas y desacuerdos fueron por alguna estúpida razón como celos y envidia? ¿Lo mejor sería olvidarse de todo lo malo? 

¿Qué haría si Freen la quisiera a ella?

El interior de Becky se colapsó por el último pensamiento. Que extraño fue eso. 

"Trataría." Respondió después de un momento. 

Porque eso era todo lo que podía hacer. Tratar de entender a Freen. Si ella le hablaba como lo hacía la anónima, podría ver todo más claro. Lo hacía ver más fácil, pero dudaba mucho que Freen pudiera hacer algo así. Ni siquiera creía que al menos pensara en ella de la misma manera que Becky lo hacía tan a menudo con la pelinegra.

"Tratar..."

El cronómetro sonó y esas palabras nunca salieron. 

La chica se retiró del lugar y Becky se recargo en la silla a pensar una vez más en su enemiga que al parecer ya no era tanto su enemiga. 

Las citas para almorzar ya eran algo normal. 

Becky se negaba a llamarlas así pero Freen insistía, así como insistía en hacer a Becky subir las gradas del gimnasio para comer con ella al menos dos o tres veces por semana. 

Entre más concurrentes eran estas citas, menos trabajo le costaba a Freen convencer a Becky, así como Becky menos intenciones tenía de huir. 

Freen no era tan mala después de todo. Pero, ¿cuándo pasó eso? ¿Cuándo comenzó a creer aquello? ¿Cuándo comenzó a esperar por ella y sus 'Oye tú, andando' e ignorar sus respuestas negándose después de sonar el timbre?

Aunque no siempre eran agradables esos almuerzos--

"No te dejaré copiarme, estás loca."

"¿Por qué no? ¡Necesito pasar!"

"Pues hubieras pensado en eso antes de holgazanear tanto."

"Tengo un horario muy estricto de prácticas ¿qué te hace pensar qué tengo tiempo de estudiar?" 

"No es mi problema, arréglatelas tú sola." 

"¡ESO INTENTO PERO ESTAS SIENDO EGOÍSTA!" 

"¡EVITAR UN PLAGIO NO ES SER EGOÍSTA, ES EVITAR UN DELITO!" 

"¡VUELVE A GRITARME Y YO TE ENSEÑARÉ LO QUE ES UN DELITO DE VERDAD!"

La castaña bajó las escaleras lo más rápido que pudo antes de que Freen pudiera (En realidad nada) hacerle algo.

Esas pequeñas discusiones ya eran algo normal entre ellas y el orgullo nunca duraba mucho. Volvían a hablarse como sin nada al día siguiente. 

Pero cuando las ocasiones en ese pequeño rincón salían bien, salían bien en verdad.

"Cuando tenía diez años un niño en la piscina pensó que sería gracioso si me arrojaba." 

Freen jadeó. "Pero tú no sabes nadar." 

Becky asintió impresionada de que la otra chica recordara ese detalle de otra conversación que consistía en veinte preguntas. "Sólo agitaba los brazos mientras gritaba que alguien me ayudara. Mi papá corrió a ayudarme pero se detuvo justo en la orilla." 

"¿Por qué? ¿Por qué no saltó?"

"Pues no necesitaba hacerlo en realidad. Sólo dijo: 'Rebecca Armstrong ponte de pie ahora mismo'." Se pasó las manos por la cara avergonzada. "El agua no me llegaba ni al cuello." 

La carcajada de la pelinegra hizo eco en todo el gimnasio. "Entonces siempre has sido igual de dramática." 

"¡Tenía diez!"

"Si, es exactamente mi punto." 

Le arrojó una pieza de brócoli y Freen se la devolvió hasta que terminaron con más vegetales en el suelo que en sus bocas.

Becky no sabía como procesar estos momentos y le daba miedo llegar a una conclusión. Comenzaba a ver más allá en todo; cosas que no había notado o que había registrado como negativas ahora le resultaban positivas. 

Como el sonido de la risa de Freen mientras arrugaba sus ojos y ponía sus manos sobre su estómago. 

O como la curva en sus labios cuando sonreía.

O como su suave voz. 

Becky estuvo atrapada por su voz en un almuerzo donde Freen le volvía a contar una historia sobre una fiesta salvaje a la que fue con Kade. Nam tuvo que ir por ellas antes de que Kade las metiera en una pelea debido a todo el alcohol en su sistema. Becky no creía por completo esa historia. Freen solía exagerar algunos detalles pero igual era agradable escuchar. 

Agradable escuchar su voz. 

Su voz le recordaba a otra que le venía a la cabeza como zumbidos dentro de los confines seguros de una cabina.

Frunció el ceño. Espera un segundo--

"¿Hola? ¿Estás escuchando?" 

Un dedo le golpeó la frente. "Ouch. ¡Oye!" 

"No estabas escuchando." 

Becky se acariciaba el golpe en medio de su frente. "¿Y por eso tenías que atacarme?" 

"¡Prestame atención!"

"Agh. Eres tan berrinchuda." 

"No es un berrinche." La pelinegra la miró molesta. "Sólo sé educada." 

Becky se burló y murmuró mientras limpiaba la comida del suelo y los asientos. "Me sorprende que tú sepas lo que es eso." 

"¿Por qué tienes que hacer eso?" 

Su voz sonaba herida, algo que Becky jamás había escuchado en ella. Levantó su vista encontrándose con la mirada dura y los labios apretados de Freen. "¿Hacer qué?" 

"Ponerme como la villana." 

Abrió la boca para responder pero se detuvo antes de disparar algo grosero y sarcástico. Dejó los contenedores a un lado y se encogió de hombros. No podía mirarla a los ojos en el proceso. Se sentía vulnerable. Así era como la hacía sentir por lo cuál siempre estaba a la defensiva. Pero ahora, las cosas eran distintas. 

"Fuiste la villana en mi historia durante mucho tiempo." Admitió.

La mirada dura de Freen cambió a culpa pero la escondió rápidamente con un ceño fruncido. "Entonces escribe una nueva. Creo que merezco una segunda oportunidad." 

Era una terrible disculpa pero así la buscó Becky. Entendió que así eran ellas. Malas con las palabras pero se entendían la una a la otra. 

"Tienes razón." Cedió. "Lo siento."

Freen se puso de pie con su mochila en manos. "Vámonos ya." 

Becky asintió y la siguió tratando de convencerse a sí misma de que el rojo pintado en el rostro de Freen era efecto de las luces del gimnasio y nada más. 

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